El número 1 del tenis mundial, el serbio Novak Djokovic, fue deportado de Australia y se despidió del Aus Open, en el que buscaba batir el récord de títulos de Grand Slam, luego de un duro revés en la justicia federal, que confirmó la decisión del Gobierno de cancelar su visa.
El tribunal compuesto por James Allsop (presidente), Anthony Besanko y David O’Callaghan rechazó por unanimidad el recurso presentado por la defensa del jugador luego de la medida adoptada el pasado viernes por el ministro de Inmigración, Alex Hawke.
El fallo que impide la presencia del máximo ganador del Aus Open fue emitido luego de una extensa audiencia virtual en la que los abogados del serbio y del Gobierno expusieron sus argumentos.
Djokovic, quien siguió la mediación desde una de las oficinas de su representación, a la que llegó procedente de un centro de detención de inmigrantes ilegales, se manifestó «profundamente decepcionado» con la sentencia, que acatará sin margen para nuevas apelaciones.
El serbio, reemplazado por el italiano Salvatore Caruso en el cuadro principal del Abierto de Australia, abandonó la ciudad de Melbourne rumbo a Dubai, Emiratos Árabes, luego del escándalo con el gobierno de Australia, que decidió su deportación por incumplimiento de las normas sanitarias contra el Covid-19.
El serbio abordó ayer un vuelo de la empresa Emirates que partió del Aeropuerto Internacional Tullamarine a las 6.39 de Miami y aterrizó en Dubai a las 20.47 de ese mismo domingo.
Djokovic fue fotografiado por medios australianos al llegar a la estación aérea y también se lo vio junto a un grupo de acompañantes en la sala de embarque para el vuelo EK409.
El tenista dejó Australia luego de 11 días traumáticos, en los que estuvo dos veces detenido en un centro de inmigrantes ilegales por irregularidades en su declaración de ingreso al país, el miércoles 5 de enero.
Djokovic había llegado al país oceánico con la intención de defender el título en el Aus Open y conseguir el récord de 21 coronas de Grand Slam para despegarse así del español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer.
El presidente serbio, Aleksandar Vucic, le envió su apoyo al tenista y aseguró que Australia «se está humillando a sí misma» con una medida que clausura días de «maltrato» recibido por el nueve veces campeón en Melbourne.
Celebración de Hawke
El ministro Hawke, quien decidió revocarle la visa tras una primera victoria parcial de Djokovic en la justicia del estado de Victoria, celebró el fallo del Tribunal con un comunicado en el que subrayó «la sólida política de protección de fronteras que puso a salvo a Australia durante la pandemia del Covid-19».
«Los australianos han hecho grandes sacrificios para llegar a este punto y el gobierno de Morrison está firmemente comprometido en proteger esa posición», consideró el funcionario.
Una exención médica, dos revocatorias de la visa, dos detenciones en un centro de inmigrantes ilegales, apelaciones y la definitiva deportación articularon una novela que escaló hacia un conflicto diplomático.
Durante la audiencia decisiva, el abogado del serbio, Nick Wood, centró su presentación en el hecho de que el ministro Hawke no buscó las opiniones actuales de Djokovic sobre la vacunación antes de cancelar su visado.
Wood remarcó que el funcionario «no sabe cuáles son las opiniones actuales» del tenista y basó su creencia en la opinión expuesta durante un informe de la cadena BBC, de abril de 2020, antes de que las vacunas contra el Covid-19 se hubieran desarrollado, probado y administrado en todo el mundo.
La defensa del número 1 del mundo consideró «irracional» el argumento de que la permanencia de Djokovic en Australia para jugar al tenis pueda fomentar un sentimiento antivacunas.
A su turno, el letrado representante del Gobierno, Stephen Lloyd, le aclaró al presidente del Tribunal que el ministro, con su decisión de revocar la visa de Djokovic, buscó «evitar poner en riesgo la salud de los australianos».
El titular de la Corte le advirtió sobre la posibilidad de que hubiera manifestaciones masivas contra la vacunación frente a la deportación del serbio, algo que fue concedido por Lloyd («podrían surgir disturbios») pero subordinado ante la preocupación de que el éxito del serbio pudiera alentar el sentimiento contra la vacunación «no sólo entre los antivacunas sino en la comunidad australiana”.
Por esa razón, entendió que la medida del gobierno federal fue «racional» más aún al contemplar que el tenista «tiene un historial reciente de ignorar las medidas de seguridad contra el coronavirus e incluso cuando estaba infectado y había recibido una prueba positiva, realizó una entrevista y una sesión de fotos y se quitó la mascarilla».
Cronología de un escándalo sin precedente
Djokovic supo que era positivo de coronavirus el 19 de diciembre pasado, participó luego de actividades sociales y utilizó ese diagnóstico para conseguir una exención médica que lo habilitara a jugar el Abierto sin estar vacunado.
En su declaración de ingreso a Australia, el serbio respondió «no» a la pregunta de si había viajado en los 14 días anteriores cuando ciertamente estuvo en Marbella, España, desde donde llegó a Melbourne vía Dubai.
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Al pisar el aeropuerto de esa ciudad del estado de Victoria, el miércoles 5, agentes de Inmigración le informaron sobre un problema con su visado, lo interrogaron en una sala y desde allí lo trasladaron por primera vez al Park Hotel, donde permaneció detenido desde el jueves 6 al lunes 10.
Ese día, el serbio obtuvo una victoria parcial cuando un tribunal de Melbourne le restituyó el pasaporte y ordenó su libertad, lo que le permitió entrenarse con miras al Aus Open mientras el expediente siguió su curso.
Pero el viernes pasado, a menos de 72 horas del inicio de la competencia, el Gobierno canceló su permiso de estadía por segunda vez y el conflicto, ya derivado a la Justicia federal, ingresó en un punto de máxima tensión.
Djokovic, de 34 años, llegó a Australia con el objetivo de marcar un récord en la historia del tenis: alcanzar los 21 títulos de Grand Slam y despegarse del español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer -ausente en esta edición-, con quienes comparte ese privilegio.
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